El poema de las frutas de José Santos Chocano
Simbólico festín. Amplia y espesa
Enramada de vides forma el techo;
Y de la yerba húmeda en el lecho,
Tendida se halla la silvestre mesa.
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Sobre los hombros de un gran Atlas pesa
Un recipiente para tanto estrecho,
En donde saltan del monto deshecho
La piña enorme y la menuda fresa...
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Corona la alta torre una partida
Manzana de oro que a gustar provoca
Frescas corrientes de ignorada vida;
Y empinándose así la torre ufana,
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Se hace una torre de Babel que toca
El cielo del amor con la manzana.
LAS FRUTAS
Verde, roja o amarilla
Puede ser una manzana,
A mí me encanta comerlas,
Es una fruta muy sana.
Tiene forma de botijo
O bien de una tetera,
Me produce regocijo
Poder comer una pera.
Es mi color favorito,
No tiene ninguna franja,
Búscala en un arbolito,
Si quieres comer naranja.
Es una fruta alargada
Como un barco sin timón,
Tiene la piel estirada,
¡El plátano, no el limón!
¡Qué ricas son!
¡Qué ricas son!
Frutas en el Parque
Ricardo León De las Salas
Imaginemos un parque.
Árboles frondosos,
sombra agradable,
apetitosas frutas.
Frutas
que sólo se sueñan en los parques,
debajo de fresca fronda,
tendidos -si acaso-
sobre delicado pasto.
Y la mano
-la inquieta mano-
buscando temerosa
y con delicado empeño
la fruta madura,
la cómplice fruta
de nuestras primeras travesuras
en el parque.
Su inconfundible olor
de fruta caída,
de abierta fruta,
semilla que aflora
ante voraz apetencia.
Y los dedos,
como ebrios pájaros picoteando
la dulce carne
que rendida se nos brinda.
Nunca es igual esta fruta de los parques...
Si todavía no lo has hecho
¡Atrévete a probar
la virtud de su milagro!
Sueño con frutas
Yo toqué tu soledad olorosa a naranja lima
Tus labios carnosos y dulces como tuquitos de caña
Y tu jugosa pitajaya sangrante como corazón
Tierna soledad de piel de mango sonrosado
Alegre soledad de marañón cubierto de abejas
Y de luz sensual como gajo de uvas
Pícara mirabas con sonrisa de sandía
Fragante soltabas tu risa de mazorca de maíz tierno
Y elegante movías tu trasero de calabaza culona
Y yo deseaba hincar el diente en tu suavidad
De guanaba madura
Babear mi lascivia en tus cocos de fuego
Hundir mi locura en tu fruto de pan
Y sentir tu perfume de níspero bajo las lluvias
Como en la profunda madrugada húmeda de tierra
En que tu murmullo de jícaro me conmovía
Ahíto de ti mojado en tu almíbar
En tu dulzura embadurnada de ansiosas hormigas
Donde pájaros rojos sonámbulos
Cantaban
Poema Amor De Frutas de Gioconda Belli
Déjame que esparza
manzanas en tu sexo
néctares de mango
carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Te abrazo y corren las mandarinas;
te beso y todas las uvas sueltan
el vino oculto de su corazón
sobre mi boca.
Mi lengua siente en tus brazos
el zumo dulce de las naranjas
y en tus piernas el promegranate
esconde sus semillas incitantes.
Déjame que coseche los frutos de agua
que sudan en tus poros:
Mi hombre de limones y duraznos,
dame a beber fuentes de melocotones y bananos
racimos de cerezas.
Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que nunca jamás ningún Dios
podrá expulsarme.
